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El dilema de las bebidas gaseosas

En la cultura alimenticia americana es renombrado un ingrediente frecuentemente, las bebidas gaseosas y en particular la Coca Cola. Las gaseosas con el tiempo han logrado constituirse como unos elementos indispensables en recetas y en preparaciones de cócteles. En Colombia el arroz con Coca Cola y  los plátanos en tentación son algunas de las preparaciones  que llevan gaseosa. Sin embargo  el uso de estos ingredientes ha generado distintas polémicas a cerca del grado de bienestar para el organismo humano, en las cuales existen defensores acérrimos de estas bebidas, así como opositores a lo largo del continente americano.

La Coca Cola es una bebida popularmente consumida en el mundo, que en su concepto de bebida ha sido tema de discusión por muchos años, en principio, por supuestamente estar compuesta por cocaína, la que según la opinión equivocada de muchos le dio su nombre inicial, además de ser una bebida oscura con un alto contenido de cafeína; y de tener la facilidad en el uso doméstico de destapar inodoros y cañerías. Lo que muchos discuten es el porqué del uso de este tipo de ingredientes si no hace un bien, de hecho la consideran “un veneno” para la salud del consumidor.


Considerando el papel de los cocineros de brindar alimentos que alimenten o nutran a los clientes, el uso de estas bebidas no tendría lugar en ningún establecimiento, lo que desafortunadamente no se cumple ya que como esta marca de gaseosa se ha convertido en las de mayor preferencia, incluso en Colombia, un país que sigue el modelo principalmente de los Estados Unidos, las personas piensan más en su atractivo sabor que en los verdaderos daños que podría acarrear en sus organismos. Por ello deciden introducirlas en sus recetas tradicionales, ya que les podrían dar un toque particular del gusto de la mayoría de la población, una decisión irresponsable ya que las siguientes generaciones de cocineros han seguido y seguirán reproduciendo estas recetas a lo  largo de los años, sin poder dar un paso atrás para volver a las raíces originales de las preparaciones.

Otro tema pertinente a discutir es el de la Coca cola comparada con una gaseosa como la Kola Román, originalmente colombiana creada en 1965 en Cartagena de Indias. Aunque sin ser una bebida oscura, esta tendría también ciertos efectos perjudiciales en el organismo humano, por el simple hecho de estar constituida por una gran cantidad de azúcares y químicos artificiales que la ayudan a preservarse en el tiempo además de darle su color característico. La razón por la que esta gaseosa no es criticada es porque es una bebida propia del país, no una marca globalizada como Coca Cola y forma parte del orgullo nacional porque es consumida masivamente, en particular en la zona Caribe colombiana. Pero ¿esto en realidad es un motivo de peso que permite incluir esta bebida en los alimentos fundamentales para preparar una receta?, lo más preocupante es que los clientes ya reconocen estos platos con esos sabores particulares dentro de las comidas y si se quisiera reconstruir esas recetas sin la adición de bebidas gaseosas, la idea no prosperaría porque simplemente  la gente ya no estaría acostumbrada.


Como se observa este es un dilema de nunca acabar, cada persona decide sobre su bienestar y como dice el dicho “dime que comes y te diré quién eres”, aunque es importante que al forjar nuestra gastronomía colombiana lo hagamos bien, de nosotros depende cambiar las concepciones hacia unas un poco más saludables tanto para nosotros como colombianos como para la futura clientela extranjera.

Escrito por Juliana Catalina Nieto Díaz 

Bibliografía


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