La historia del Malbec en Argentina

Côt, fue el primer nombre que recibió esta cepa en el sur oriente de su país de origen, Francia. Los vinos que se obtenían con este cepage, eran llamados “vinos negros de Cahors”, estos se consolidaron en la edad media y en la modernidad se fortalecieron. Su nombre se debía a que poseían matices oscuros y un color intenso.

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 En 1852 Domingo Faustino Sarmiento, político, escritor y militar de la provincia de San Juan, se reunió con el gobernador de Mendoza y su ministro de gobierno y sugirió el desarrollo de cultivos y la contratación del agrónomo, viticultor, Michael Aimé Pouget con el fin de realizar una imitación a La Quinta Normal, parque chileno donde se estudiaba la viticultura. A la llegada de Pouget muchas variedades de cepas francesas fueron sembradas en Mendoza, entre ellas el cepage Malbec. Para el año 1865 en Paquehua, al norte de Buenos Aires se nombra el primer viñedo de esta cepa y se reconoce por su gran rendimiento, su buen color y lo sano de su cepa.  Lo anterior le dio mucho valor ya que para ese entonces en este país no se buscaba gran calidad, sino, buena cantidad.

En el siglo XX la llegada de nuevos pobladores europeos influenció en gran medida a la actividad vitivinícola de la época, debido a que traían con ellos nuevos conocimientos y técnicas de elaboración y cultivo, mientras que otros cuantos poblaron las ciudades, encargándose de ser fieles consumidores de estos vinos. Como resultado, dos tipos de vinos marcaban diferencias y características puntuales. El primer tipo de vino era uno elaborado con uvas llamadas criollas, traídas por los españoles años atrás y marcaban a sus consumidores como la clase humilde, obrera y la masa. Por otro lado, existía el vino para las clases adineradas. Este imitaba a vinos europeos reconocidos mundialmente y estos eran elaborados con cepas francesas e italianas, las cuales no se diferenciaban muy bien. Lo anterior quiere decir que en estos vinos se podía encontrar las llamadas uvas francesas en la época, estas son, Malbec, Cabernet, Merlot y Tannat. A medida que pasaba el tiempo, en Argentina el avance en el tema se daba en una gran manera. Se empezó a hablar de críticos, quienes publicaban sus opiniones, con esto surge la clasificación de vinos nobles y ordinarios, con el fin de reprochar la mezcla de vinos de uvas criollas con los que procedían de cepas francesas.

Para el año 1936 el país poseeia gran cantidad de su territorio con plantaciones de vid, lamentablemente, el afán por obtener gran cantidad de vino superaba la intención de sacar un producto de calidad, fue de esta manera como el “vino común” fue cogiendo auge hasta el punto de darle el mismo valor a una uva criolla que a nuestra uva Malbec, a tal punto de ser empleada para ayudar a mejorar los ya mencionados vinos comunes. En 1980 la llegada de nuevas tendencias desde el primer mundo estaban por darle fin a una época triste para nuestro valioso Malbec. La llegada de la modernidad dictaba el cuidado personal, con el fin de cuidar lo estético y la figura, haciendo que el consumo mundial del vino disminuyera aproximadamente un 60% y con ello los cultivos de Malbec que llegaban a las 60.000 hectáreas, llegaron a disminuirse hasta las 10.000. Sumado a esto, Argentina acababa de ganar una gran distinción a uno de sus Torrontés, por lo que la demanda en vinos especiales, de mejor calidad y el afán de hacer del vino una bebida que represente mejor estatus, calidad de vida y desarrollo intelectual, empezó a crecer. Los productores decidieron brindar el vino que exportaban a el mercado del país y esfuerzos como la inversión en robles, tecnologías y viñedos nuevos y mejorados dio frutos, dando como resultado nuevos sabores y aromas propios de la región, haciéndola reconocida mundialmente e integrándola a la tendencia de los países del nuevo mundo de identificarse con alguna cepa no clásica, demandada por el mercado del viejo mundo, llamando a esta el “vino emblemático”, fue en este momento que el Malbec con sus características inigualables, mucho mejores que en su lugar de origen, fue nombrado el vino emblemático de Argentina,  sintiéndolo y haciéndolo propio.

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Bibliografía:

Gran Libro del Malbec Argentino. Gustavo Choren.

www.winesofargentina.com

Publicado por:

María Paula Luna López