LA LAGUNA
Hace un tiempo tuve la
oportunidad de visitar la vereda La Laguna, ubicada en el pueblo de Tuta,
Boyacá. Una vereda donde solo se podía sentir tranquilidad, rodeada de árboles
y naturaleza, con gente a quienes la generosidad los invade y una gastronomía
que solo reflejaba la forma artesanal durante su preparación, las tradiciones
de una cultura y sobre todo la sencillez y amor con la que preparan los
diferentes platos todas estas señoras de casa.
Durante este recorrido estuve
observando diferentes aspectos que me parecieron importantes, los cuales están
relacionados con gastronomía, cultura y costumbres que aún muchos conservan sin
dejarse afectar por aspectos como la globalización.
Durante mis visitas a las
diferentes casas de La Laguna, pude observar varios aspectos tanto culturales
como gastronómicos y a partir de eso logre sacar algunas conclusiones, de cómo
es la vida en una vereda.
Como primer aspecto quiero tocar
un poco el tema económico. Pude darme cuenta que su principal fuente económica
son sus animales y cultivos. En la mayoría de estas casas se encontraban marranos,
vacas, gallinas, ovejas, cultivos principalmente de cebada, cilantro, papa
tocarreña, maíz, remolacha, repollo y zanahoria. Pero esto no es solo su
principal fuente económica sino su principal fuente alimentaria.
Debo aclarar que no pude entrar muy
afondo en los procesos de elaboración de productos, debido a que las personas
no me contaban con detalle, tal vez por miedo a que hurtara su receta. Otra
razón, es que mi objetivo durante el visiteo no era específicamente
gastronómico.
En general los trabajos estaban
divididos de la siguiente forma: las mujeres son quienes se encargan de las
labores de la casa, siendo ellas las que
realizan la producción de alimentos. La función de los hombres es
pescar, sacrificar a los animales y juntos van a mercar al pueblo los domingos
ya sea cada 8 o 15 días, dependiendo de cómo hayan sido los resultados
económicos durante la semana. Frente a los cultivos, juntos realizan tanto la siembra
como la cosecha. Sin duda los niños pequeños que se encuentran en esta vereda,
desde su corta edad ya empiezan a realizar este tipo de oficios, cosa que los
llena de orgullo y satisfacción. Recuerdo cuando vi a Rocio, una niña de 5
años, le pregunte que por que tenía sus manos llenas de sangre, a lo que ella me
respondió “Estaba ayudando a matar al pollo”. Algo que un principio me
sorprendió, pero que después comprendí que este es el día a día de ellos y que
todos deben colaborar y prepararse ya que tanto en el presente como en el
futuro vivirán de esto.
Los platos más representativos que
pude apreciar allí, se caracterizaban por ser muy abundantes y cocinados en
leña, sirven especialmente garbanzos, papa tocarreña, siendo esta la más
abundante, (en un plato llegaron a servirme 40 papas.), arroz, huevos
campesinos, carne oriada. Como bebida me ofrecieron guarapo y lamentaban el no
haber tenido chicha. La elaboración de pan y galletas a base de maíz era muy
popular. También pude observar varios cultivos de uchuva.
La producción de queso es algo muy
común allí. Tuve la oportunidad de presenciar su elaboración y por lo tanto
conversar con doña Josefa, que era quien lo preparaba. El procedimiento narrado
fue el siguiente:
Lo primero que se debe hacer es levantarse a
las 4:00 am a ordeñar la vaca. Para empezar la elaboración se debe poner la
leche a calentar sin dejar hervir, luego
se agrega el cuajo (parte del estómago de animales rumiantes, el cual
contiene una enzima llamada quimisina). El objetivo, es separar la parte
sólida, o sea la caseína, de la parte liquida, lo que significa el suero. Al
finalizar esta separación, se coge la caseína y se envuelve en mantos blancos
que permitan escurrir todo el líquido que haya quedado allí. Cuando el
porcentaje de suero es indiferente se le agrega sal, lo que ayuda a la conservación
y por último se mete en unos moldes de madera y así se manda a refrigerar.
El consumo de este queso debe ser en un tiempo
más corto que otros quesos con procesos más elaborados, ya que la leche no ha
pasado por ningún tipo de pasteurización que alargue la vida útil.
La elaboración de embutidos fue
otro aspecto importante que pude notar y presenciar en la vereda.
Empieza con sacrificar el animal,
ya sea vaca o cerdo, dividiendo las partes de este según la finalidad que se
quiera. En este caso el embutido era
rellena.
Primero se cocina la sangre del
cerdo la cual debe estar fresca, dejando que torne a un color oscuro. Aparte se
le hace el aliño, el cual lleva arroz cocido y frio, arveja, cebolla larga
utilizando la parte verde y blanca, ajo, poleo, comino, vinagre el cual ayuda a
que no haya una coagulación de la sangre y sal. También se le debe agregar
grasa o tocino en cuadros muy pequeños. Este aliño depende de los gustos y
preferencias de quien lo prepare. Después se mezcla todo con la sangre y se
mete dentro de la tripa del animal, la cual debe estar previamente lavada con
agua y limón evitando olores y sabores desagradables, esta puede ser del
intestino delgado o grueso. Este proceso se realiza con un embudo y
proporcionando la morcilla más o menos de 1 metro de largo. Una de las puntas
debe estar amarrada y se va embutiendo el relleno y bajando hasta el fondo con
la mano. Al finalizar el embutido se amarra bien la otra punta.
Después pasan al proceso de
cocción, donde se ponen a fuego medio y se le hacen ciertos huequitos con el
tenedor para que no se exploten, cuando la morcilla tenga un color negro o al
partirla no se escurre la sangre, quiere decir que ya está. Se deja que se
enfríen, colgándolas por un rato, después se refrigeran teniendo una duración
máxima de 8 días y finalmente fritarlas.
Al terminar la elaboración de los
embutidos, me surgió la duda de cómo se podría hacer una comparación entre la elaboración nacional y la
europea. Es por esto que quise anotar algunos aspectos que marcan la diferencia
entre un embutido artesanal frente a uno industrial.
Se debe tener en cuenta que los
embutidos llegan a América con la llegada de los españoles, es por esto que la
técnica básica llega hacer muy similar. Pero es claro que la elaboración actual
tanto en los países europeos más prestigiosos como quizás en las ciudades más
grandes de nuestro país, la elaboración es un proceso muy industrializado.
Es por esto que vienen a cambiar
muchos factores en el producto final.
Uno de los factores más importantes a tener en cuenta es el tema de la
higiene, pues como pudimos observar en la elaboración previamente descrita, se
refleja que el trabajo con las manos es muy necesario y utilizado todo el
tiempo, lo cual es un factor de riesgo microbiano alto; pues en especial los
embutidos deben tener una manipulación muy estricta. Algo que dentro de esta
elaboración no se ve, ya que las personas no tienen la precaución de lavarse
las manos continuamente, ni de no coger nada diferente al embutido. Dentro de
la cocina, lugar de elaboración, encontramos pescado, quesos y diferentes
alimentos ya sean cocidos o crudos alrededor, provocando una contaminación
cruzada.
También se observa que en el
momento de cortar la carne se hace en un campo abierto, en donde aparentemente
no parece ser un medio muy contaminado, pero de igual forma debe haber rastros
de microorganismos.
Estos factores son aspectos que
en un proceso industrial son los más importantes y de mayor cuidado. Se evitan
tener cambios de temperaturas fuertes, contaminación por otros alimentos o
elementos y el lavado de las manos es fundamental. Pero con estos procesos
industrializados, también se pueden llegar a perder los sabores nativos, siendo
las tripas el mejor ejemplo, ya que en ciertos casos la tripa del animal es
reemplazada por una artificial.
Factores como este, es lo que nos
lleva a pensar que tan bueno es dejar un proceso artesanal en el pasado, pues
gracias a este y a las personas que lo elaboran, es que aún tenemos nuestros
propios sabores. Tal vez en una ciudad como Bogotá, ya no se puede decir lo
mismo, pues la globalización nos ha invadido. Pero pueblos como Tuta y en
especial las veredas alrededor de este, la globalización no los ha atacado
directamente y es por esto que al estar allí descubrimos sabores, olores y
preparaciones realmente nuestros o por lo menos solo con las primeras
influencias españolas.
Alrededor del mundo encontramos
embutidos de todo tipo, con diferentes elaboraciones, sabores ingredientes y
demás factores que hacen único a cada embutido según su origen.
Es por esto que nosotros no
debemos perder nuestros hábitos gastronómicos y aprovechar quienes aún los
practican con naturalidad. Para estas personas es simplemente la manera de
alimentarse y de sobrevivir económicamente, pero nosotros como gastrónomos
somos quienes debemos aprovechar estas pocas oportunidades que aun vemos en
nuestro país y rescatar las costumbres llevándolo a un ámbito industrial pero
sin perder lo más importante, nuestra cultura.
María Fernanda Sánchez Rojas
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