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El agua: un recurso que se va para no volver


El agua es una sustancia que se da de forma natural en nuestro planeta. Ésta es esencial para que haya vida en la Tierra. El 96% del agua total del planeta se encuentra en los mares y océanos, es decir, es agua salada no apta para el consumo humano. Esto nos indica que sólo el 4% es agua dulce, la cual se encuentra distribuida en ríos, lagos, lagunas y glaciares, y de este modo, sólo el 0.3% es apto para el consumo humano.

Pero, ¿Cómo es el uso de este mínimo 0.3% de agua potable por parte de la población humana en la Tierra? A decir verdad, los seres humanos nos hemos encargado de derrochar este valiosísimo recurso natural a tal punto de que muchas sociedades padecen ya sequías y sed porque en sus tierras el agua potable es prácticamente nula. Además, cabe aclarar que ese 0.3% ya habrá disminuido increíblemente para estos últimos años.

Si bien hemos escuchado que una de las principales causas de carencia de agua potable es la contaminación o el calentamiento global causante del derretimiento de los casquetes polares, en mi opinión la escasez de agua se debe al mal uso que se le da a ésta en los hogares alrededor del mundo, y en sitios donde se realizan actividades “caseras”. Algunas de estas serían el lavar el carro con manguera (seguramente el carro tiene mucho calor y pide a gritos refrescarse), o jugar con bombas llenas de agua (un juego muy divertido, por cierto), o quizás esos 3 minutos que dura el agua de la ducha en calentarse son de agua perdida (porque qué pereza levantarse en la madrugada y tener que tocar agua fría), o también… usar la máquina de lavar utensilios de cocina sucios como calentador de platos.


¿Sabía usted que una máquina lavaplatos consume entre 11.8 y 20 litros de agua por lavado en ciclo normal? Si. Aquellas máquinas que encontramos en los pasillos de las cocinas donde a diario vemos clases. Imagínese no más cuántas máquinas como esas se encuentran alrededor del mundo. Pero piense un poco más en los increíbles usos que le damos las personas que las utilizamos. Aquel untadito de salsa en el plato del desayuno mas el “cunchito” de chocolate que quedó en el pocillo justifica para algunos el uso de 11.8 litros de agua, porque es muy atenuante mover la mano y limpiar con la esponjita y el delgado chorro del grifo aquellas manchitas en dos míseras piezas de vajilla, porque es más sencillo darle clic a un botón con el dedo. Pero bueno, al menos ahí se está limpiando algo ¿o no? Y es que el otro uso que se le ha otorgado a esta increíble maquina sedienta de agua y el más creativo para algunos es calentar platos. ¿No es genial cómo se usan 11.8 litros de agua para calentar platos que aparte de todo ESTAN LIMPIOS? No, no es genial. Y no, tampoco se justifica que limpie la mancha de salsa y el “cunchito” de chocolate con un ciclo de máquina lavaplatos. Por el contrario, es increíblemente sorprendente cómo la pereza y la falta de conciencia por el planeta al que llamamos hogar sean superiores al uso de nuestra lógica que muy en el fondo nos grita que el agua gota a gota se agota.


Por eso hoy a través de esta entrada quiero hacerles reflexionar sobre el uso que le estamos dando al agua en general y especialmente al uso que le damos a las máquinas lavaplatos. Los invito a que aquella vajilla sucia de comida o cualquier utensilio que pueda ser limpiado por la acción de su par de manos, sea limpiado entonces con su par de manos. Piense en algo positivo y que lo motive, como que el lavar los platos por 30 minutos le ayuda a consumir un promedio de 160 calorías. Piense en que la estufa caliente o el horno que usa para la cocción de las deliciosas recetas que prepara también sirven para calentar los platos. Pero por encima de todo piense que el agua es un recurso que se va pero que no vuelve.



Laura Bibiana Serrano Jiménez.


Bibliografía:

El agua potable  mimosa.pntic.mec.es/vgarci14/agua_potable.htm

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