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El Arequipe en la frontera Colombo-Venezolana



Por : Juliana Melendrez

Ayudo a preservar nuestro patrimonio gastronómico
(Ortega, 2012)y le doy mucha importancia al trabajo de los
productores porque, si no es así,
dentro de quince años podemos encontrarnos sin productos
Yannick Allenó

Dejando a un lado las tensiones actuales, es interesante revisar el legado cultural que comparten estos dos territorios y su permanencia en la actualidad. Teniendo en cuenta los aportes suministrados en el estudio de Bernardo Florez acerca de La cocina en la frontera colombo-venezolana. Un estudio gastronómico comparativo” es pertinente destacar que aquello que las une no solo son las tradiciones o los próceres políticos, sino también el conocimiento y el patrimonio gastronómico, que aun hoy a pesar de los cambios modernos, se siguen manteniendo (Ortega, 2012).
Es fácil determinar a partir de los estudios o simplemente desde un ejercicio de observación las similitudes entre Colombia y Venezuela, naciones que se han visto estrechamente unidas por su legado histórico–cultural y que en ocasiones recientes han tenido puntos de tensión con respecto al manejo político que se le ha dado a cada una de ellas.

Es este  el caso del departamento de Tachira en Venezuela  y la región norte Santandereana en Colombia, las cuales comparten la producción, elaboración y distribución de productos como las sopas, los panes, los amasijos y colaciones; así como dulces , tortas , postres entre otros. Estos productos comparativamente no solo tiene preparaciones muy semejantes sino que por mucho tiempo fueron intercambiados de país a país gracias a la construcción del Gran Ferrocarril del Táchira, en 1895, que propició un importante vínculo económico en el Eje San Cristóbal–San Juan de Colón, representativos de esa zona en cada país.
Esta entre otras acciones fueron enriquecieron los hábitos de consumo de cada uno, generando a su vez la importación de alimentos, nuevas técnicas culinarias y utensilios para su preparación y conservación. Se amplió el saber culinario con nuevas recetas y usos traídos por los inmigrantes de cada nación y aparecieron nuevos establecimientos para el almacenaje y expendio de productos alimenticios nacionales e importados, así como aquellos que ofrecían servicios de comida (posadas, pensiones, hoteles, restaurantes y botiquines).
Por supuesto el Arequipe no fue la excepción, al igual que en otros productos su preparación es muy similar en los dos países, así como las técnicas de almacenamiento y presentación son muy similares. Otro dato importante es el que hace referencia al nombre con el que se le conoce, estas dos lo continúan denominando Arequipe mientras que en el resto de Latinoamérica se le conoce comúnmente como dulce de leche.  
Aunque el modernismo ha logrado que varié su presentación y la fabricación tenga variaciones de tipo industrial, aun es común encontrar en estos dos escenarios mujeres o familias enteras aun lo preparan de manera tradicional y siendo fieles a las recetas de sus antepasados. Así mismo vale destacar que a sido un producto que usualmente acompaña las distintas festividades, incluyendo por supuesto aquellas de fin de año donde se utiliza como acompañante o se hacen otros productos a base de este como lo es la Natilla de Arequipe (Ortega, 2012).
            Es interesante hacer análisis de este tipo, no solo con alimentos como el arequipe sino con otros para evidenciar su valor no solo a nivel de país sino también como productos netamente latinoamericanos, que deben ser promovidos y preservados respetando siempre sus orígenes. Es decir que en el momento que un producto como este llegue a nuestras manos es valido recordar todo el camino que esté a recorrido y la importancia de reconocerlo como parte de nuestro patrimonio culinario. 

Bibliografía

Ortega, B. E. (2012). La cocina en la frontera colombo-venezolana. Un estudio gastronómico comparativo . Cuadernos sobre Relaciones Internacionales, Regionalismo y Desarrollo , 7 (14), 165-186.

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